jueves, 25 de noviembre de 2010

Axioma


Mi nombre es Ponce, soy nativo de Astorica, aunque pasé mi infancia en Tarraco, el pueblo de mi madre, situado al nordeste de Hispania. Soy el procurador de la provincia de Judea y me he visto obligado a realizar el juicio más controvertido de toda mi historia profesional. No sé por qué razón, hace dos semanas atrás, se presentaron unos soldados romanos con un individuo del que nunca había oído hablar. Un muchacho alto, flaco, con barba espesa y de pelo castaño. Un poco desaliñado y con ropas raídas. Lo acusaron de blasfemia, lo cual no está penalizado en el código civil romano. Por los argumentos que escuché me dio la impresión de que los sumos sacerdotes se sentían amenazados por este hombre. En fin, que aquí se presentaron con él y me pidieron que le condenara a crucifixión. ¡¡Crucificar a un blasfemo!! Sin leyes que me apoyen a tomar esa decisión y que me amparen en el caso de que el emperador me pida cuentas posteriormente. Pues aquí estuvo, en este mismo balcón donde estamos ahora. Le hice mil preguntas pero no contestó ninguna. Estuve con él más de dos horas y no quiso responder nada. Un tal Lucas, quien creo es muy amigo de este muchacho, ha asegurado que se lo envié a Herodes, pero no es cierto. Ese señor y yo no nos hablamos desde hace mucho tiempo. Diferencias de posturas políticas. Así que yo no le iba a dar la oportunidad de que se creciera pensando que este es un juicio que no puedo resolver. Y menos mal que así lo hice, antes de ayer me enteré que Herodes tenía ganas de que se lo llevaran y procesarlo él. ¡A saber a qué vejaciones le sometería si yo le hubiese propiciado la ocasión! Sinceramente, cuando evalué la situación, inmediatamente lo tuve claro. Le dejaría libre sin ningún cargo.
Pero la mala suerte estaba de su lado. En Judea existe la tradición de liberar un preso con ocasión de las Pascuas y el pueblo era quien tomaba la decisión.  Así que uno de los sacerdotes de la tribuna se aferró a ese recurso y sugirió que fuese el soberano quién decidiera el destino del muchacho.
Espero estar equivocado, pero me dio mucho qué pensar el hecho de que todo el pueblo pidió que liberara a un ladronzuelo de poca monta, estafador a base de prestidigitación.  Toda la masa popular estaba aglomerada a los pies del balcón de este tribunal y cuando se les presentó a los dos candidatos, gritaban como si estuvieran fuera de sí que liberara al preso. ¡Libera al preso, libera al preso! ¡Crucifica al blasfemo! Y digo que me dio qué pensar porque es que entre los asistentes había familias completas que son muy cercanas a los sacerdotes  y otros miembros del Sanedrín que se dejan influenciar por éstos a cambio de bendiciones y favores ¿Entiende usted a qué me refiero, verdad?
¿Sabe qué me llamó mucho la atención? Que casualmente los dos tenían el mismo nombre sólo que uno de ellos en arameo y el otro en hebreo… ¡Qué ironía! Es como si nos quisieran decir que no importa cuál muera en la cruz, el destino descartaba la cara buena o la cara mala por capricho, al azar.  ¡He aquí al hijo del Padre, crucificado!
Finalmente, no me quedó más opción que aceptar la voluntad del pueblo. En principio, ellos eligieron el destino del acusado. A mí sólo me quedó encogerme de hombros y cumplir con la tradición.
No quiero terminar mi declaración sin antes subrayar que el hecho de que me haya lavado las manos en público no sólo ha sido un acto simbólico de mi inocencia y desacuerdo con la decisión tomada ante el pueblo y los sacerdotes, sino también delante de mi mujer que me pidió encarecidamente que no permitiera que le mataran. Ella al igual que yo sabemos que poco o nada tiene que ver el acusado con las causas por las que se le juzgaba.

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Mi nombre es Yehshuah, tengo 33 años y nací en Belén. Durante los primeros años de mi vida me dediqué a la ebanistería, que era el negocio familiar de varias generaciones. Hace mucho tiempo atrás, tras la muerte de mi padre José, tuve la oportunidad de viajar a otras latitudes tan exóticas como lejanas. No le negaré que fue muy fácil, tan sencillo como ofrecerme de ayudante en las caravanas de comerciantes que pasaban por la ruta de Palestina,  camino de la India.
En aquel tiempo y en aquellos lugares estaba floreciendo un nuevo tipo de religión muy innovadora en la que se promovía el amor al prójimo, ayudar a los pobres y a los enfermos y hacer el bien como forma de vida y garantía de paz interior. Le puedo asegurar que a los 14 años ya conocía perfectamente los principios del budismo.  Los eruditos del Himalaya me llamaban Issa y decían que “por mi boca hablaba Dios”. Pero en Oriente no sólo aprendí sobre religión. También aprendí bastante sobre política y leyes.
Hace dos años atrás, decidí regresar a casa. Pensé que mi madre estaba sola y se estaba haciendo mayor. Al llegar a mi tierra me di cuenta que había mucho qué enseñar, así que me dediqué a enseñar al pueblo las lecciones que había aprendido en mis años de ausencia. En ese entonces no era consciente de que tanta información no se puede aplicar toda junta ni podía pretender que me entendieran lo que realmente quería expresar. Y es por eso que hoy estoy a la espera de un veredicto. Ya me ve usted aquí, en la sala de espera de un tribunal. Yo, un hombre que he cruzado las fronteras del mundo y que de cada lugar que visité, procuré investigar las últimas corrientes del pensamiento humano. ¿de qué me ha valido? ¡De nada! ¿Sabe cuál ha sido la causa? Que he puesto en evidencia al emperador romano y le he demostrado al pueblo cómo les está desfalcando con los impuestos para después no hacer nada a favor de ellos. Ni un hospital, ni termas públicas, ni acueductos ¡Nada! Y es que les obligan a pagar una barbaridad cada cierto tiempo ¿y dónde está ese dinero? En monumentos para que perdure la figura del emperador en la memoria de los hombres y en grandes edificaciones para uso y disfrute de los gobernantes. ¡Y eso no puede ser así! Si la gente está dando su dinero es para que los que gobiernan construyan una mejor ciudad para los que viven en ella. Que por lo menos no se les desgasten las sandalias con estas calles tan mal adoquinadas ¡Es una vergüenza! Con lo que cuesta producir y ahorrar en estos tiempos.
Me ha dicho uno de los centinelas que me va a recibir Ponce, el procurador. Este señor tiene fama de tonto e influenciable. ¡Pobre de mí como estén los sacerdotes allí dentro con él!  Esos son los que más ganas me tienen. Se han enterado de mis estudios y preparación en la India. Más de una vez he dejado al descubierto su ignorancia delante del pueblo. Pero no es por el budismo que me quieren atacar. No. Es porque ellos también reciben su “cuota” de parte del emperador y si sigo incitando al pueblo a que no paguen impuestos, a la corta o a la larga, la institución que representan se verá afectada y se les acabarán los privilegios.  Una cosa está más que clara, ellos no me van a denunciar por política ¿Un sacerdote preocupado por asuntos terrenales? Imposible.
En cuanto a mí, pienso defenderme con uñas y dientes. Yo no me le quedo callado a nadie y menos a esos abusadores, hipócritas e ignorantes.
Vienen dos soldados a buscarme.  Una pregunta antes de irme ¿Qué sabes tú de un tal Bar Abba? Hace rato que oigo su nombre entre los soldados. No sé qué pasa con él.

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Mi nombre es Bar Abba y sí existo. Mucha gente dice que soy una leyenda urbana porque no tengo nacionalidad ni edad específica.  Pero aquí me ves: de carne y hueso.  No tengo muy claro qué hago metido en este lío. Ponce me pidió que viniera a presenciar este juicio y me ordenó que me quedara callado todo el tiempo.  Espero que no tarde mucho porque mi mujer me está esperando en casa. Esta noche me ha preparado queso con miel y pan. Todo hecho por ella. Cuando salí de casa estaba encendiendo el fogón para hacer el pan. 
El procurador me dijo que me daría una buena recompensa si todo salía bien. Sus instrucciones fueron breves y concisas: Mantente callado. A todo lo que te digan tú sonríe con ironía. Si la gente empieza a gritar tu nombre, levanta los brazos e incítales a seguir gritando. Si eso es lo que quiere, ya puede estar tranquilo, él sabe que esa es mi especialidad.  Lo único que me inquieta es que no me haya pedido usar un nombre falso. Realmente, no creo que pueda traerme posteriores inconvenientes. En el Teatro siempre me llaman por el nombre del personaje y desde mis inicios el público me conoce por Lucas.

martes, 16 de noviembre de 2010

Viento que se cuela


Me parece que hoy voy a tener un día movidito.  Conforme ha ido subiendo el sol, esto empieza a tomar fuerza. Como sabréis, nosotros los vientos, por más que queramos, no podemos andar por libre. No nos queda más remedio que unirnos al ánimo de los demás. Así que nada. Si no se puede ir en contra, lo mejor es unirse y aportar fuerza. 
Hoy, por ejemplo, estamos apoyando a un viento huracanado que viene del sur. Yo por mi parte, ya he tumbado un par de macetas, e incluso me di el gusto de robarme alguna toalla desgastada de un tendedero. Su dueña, lejos de lamentarse, debería agradecerme que le haya despojado de semejante trapo. Me costó más tumbarla por la cantidad de agujeros que tenía… vamos, me colaba por todas partes. ¡Ah! También he aprovechado este “huracamiento” para hacer un par de travesuras. Hace un rato, cogí un pedazo de cartón que encontré en una cuneta, lo puse a volar como loco, lo estrellé contra el cristal de un coche en marcha – teníais que haber visto la cara de la conductora, je jé, ¡qué tonta! – y luego lo hice resbalar por todo el techo del coche y al final lo metí entre el guarda barros y la rueda trasera derecha.  ¡¡Ahí te quedas, hermosa!! Con tu grandioso  Mercedes y tu cartoncito de adorno. Otra diablurilla que hice temprano, fue colarme por debajo de una falda ancha. Si la chica no hubiese sido hábil y se la sujeta a tiempo, la pongo como Marilyn Monroe a primeras horas del día. No logré lo que quería, pero se llevó un buen susto. Lo sé por el olor a adrenalina que echó. De hecho, todavía llevo un poco de ese olor encima.
Conforme va avanzando la mañana, ya la cosa se vuelve un poco más aburrida. La gente ya sabe lo que hay, entonces toma medidas. Las ventanas cerradas, todo lo que pueda salir volando está guardado y las personas que son más propensa a tener accidentes por la racha de viento no sale. En fin. Pienso ponerme de acuerdo con un par de vientos locos que andan por aquí cerca, a ver si nos metemos entre dos coches y les damos un buen remeneo, esto de estar tumbando hojas todo el día no me llena mucho. O no sé si mejor nos vamos al aeropuerto y le damos un par de remeneos a los aviones que van  a aterrizar ¡¡Me encanta ve las caras de los pasajeros cuando se ladea el avión, aunque sea sólo un poco, y ya están casi tocando tierra! Sobre todo las señoras mayores, empiezan a santiguarse y a llamar a todos los santos.
¡Ole! Un cartel a punto de caerse. ¡Ese lo tumbo yo!, Si total, está más en el suelo que en su soporte. ¡A ver si logro que me lo reconozcan!  ¿Qué dice? Sede del Partido… de España. Seguro que salgo en las noticias.  Pero esta misión necesita ser hecha con cuidado, no vaya yo a lastimar a ningún transeúnte. Hacerle daño a una persona con un cartel de política es redundar. Yo lo que quiero es que digan que ha caído el partido este. ¡Vamos allá! Subida a toda pastilla, media vuelta, otra vuelta, requete vuelta y… ¡Al suelo! ¡Ja já! ¡Ahí está! En el pavimento y bien roto. Me encanta cómo ha quedado la foto del candidato. Ahora le falta un diente. A ver quién va a votar por tu sonrisa del millón, “casi guapo”.
Definitivamente, en la ciudad se puede causar más estragos. Hay más protagonismo. En los campos, estaríamos moviendo pasto y lejos de los matices de colores que puedas observar mientras te desplazas, poca cosa nueva puedes ver. A estas horas, por ejemplo, sería aburridísimo. En los campos al medio día, todo el mundo está en sus casas. Mientras que aquí, como todos trabajan fuera, hay movimiento de gente y te puedes entretener quitando sombreros, invirtiéndole las varillas a un paraguas, empujando a los niños que salen del colegio o despeinando a las señoras. Esto último, particularmente, me encanta. No sé por qué siempre gritan la misma tontería ¡Oh, no! Justo hoy que he ido a la peluquería. ¡Bah! Si a mi me da igual despeinarlas el día de la peluquería, el anterior o el día después. Yo lo que quiero es dejarlas en evidencia.  Si una persona es guapa despeinada, es guapa siempre. Digamos que, después de un fuerte ventarrón es que se sabe quién es quién. ¿Cierto o no?
¡Puff! Aquí vamos. A una zona de casas individuales. Esto sí que me aburre. Por aquí, todos encerrados siempre. Haya o no haya vientos. Cada uno a su vida. Yo prefiero los bloques residenciales. Especialmente si tienen patio interior. Esos son divertidísimos. A ver si apuramos un poco el vuelo y nos acercamos a uno de esos. Ahora mismo que ya es el horario de las novelas, sería interesante estar por allí. Te cuelas en una casa, coges el cotilleo de una familia y lo pasas a la casa siguiente y así vas encadenando de vecino a vecino y al final les oyes que se están diciendo cosas unos a otros “porque te oí”. Sinceramente, aunque no pueda ser independiente, prefiero este oficio al que tienen esos aires que salen de las personas insultantes. Es que esos aires, hay algunos que, incluso, huelen fatal. Pobrecitos míos, yo sé que no es culpa suya y que es la suerte que les ha tocado. Si les sirve de consuelo, les diré que una vez que la persona los  haya echado fuera, cualquiera de nosotros pasa a recogerlos y lo integra “a la gran fuerza” que somos y así se purifican… corriendo de un lado para el otro y haciendo travesurillas.
¡Ay! ¿Qué pasa? Nos estamos moviendo más rápido… ¿Y ahora? ¿Y este cambio de dirección inesperado? ¡No! Para allá no. No me gustan los polígonos industriales. Son como “el barrio perdido” de los aires. Los ves a todos grises, lentos, mermados… como si se hubiesen metido algo en el cuerpo.  ¡Hala! Un cristal roto. Pues mira, no pensé que fuera a ser tan divertido. ¿Y qué hacemos adentro de esta factoría? ¡Ay, no! Sáquenme de aquí. Chicos, vámonos, esto no me gusta nada… Esto de andar metido en medio de todo este café… Mmm, ¡Qué bien huele! Pero mejor vámonos. Esto está cada vez más oscuro y es que ya no siento que apenas nos estemos moviendo ¡Ay! ¿por qué se cae el café? ¿Y por qué me caigo yo con él? ¿y el resto de los vientos? ¿Dónde estoy? ¡Esto es una bolsa de café! ¡Sáquenme de aquí! ¡Sáquenme…  que esto se cierra al vacío!
Fssssssssst. ¡Zip! ¡Click!
(Espero resucitar cuando me cuelen)
 

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La Palabra Precisa

Historias reales de momentos de ficción


CLARO COMO EL AGUA        
Su tren acababa de llegar a la Estación de Oriente. Era la primera vez que visitaba Lisboa, así que, para no perderse en el camino, tomó un taxi.
- Al hotel Dos Anjos, por favor – Le indicó la viajera, al taxista, en castellano.
El taxista metió la primera y puso el taxi en marcha. Zigzagueando y a todo vapor, cruzó por el centro de Lisboa. La viajera quiso aprovechar la ocasión para preguntar por los lugares de interés y sobre la comida típica del lugar.
-Na Praça do Comércio… Bacalhau, o Melhor de Lisboa – Contestó el taxita en su idioma natal (1).
-¡Qué maravilla poder hablar cada uno en su idioma y que nos entendamos!– Expresó la viajera.
- Si. O portugues es uma lingua fácil… É lido como escrito. Sem letras extranhas … Veja:  Laranja , é dito “lag’anya” ¿ve-la? ¡Muito fácil! … vocé leia “Geografía” é dito “yeog’rafía" (2)… É lido como escrito. ¡Muito fácil! – Decía el conductor todo entusiasmado, a toda velocidad y zigzagueando por la ciudad.
“Claro, para tí que conoces el alfabeto portugués”, pensaba la viajera a la vez que sonreía y asentía con la cabeza mientras miraba al conductor a través del retrovisor.

No conocer otros “mundos” produce universalismo.
(Lisboa, Portugal)

CALLA, TONTA
Después de muchos años, por fin había logrado volver a su querido Camagüey. ¡Qué alegría poder estar con la familia!
Leonor aprovecharía la ocasión para visitar a todos sus viejos amigos.
- ¡María! Vamos a ver a Dolores… pídete un taxi – Le dijo a su hermana.
Minutos más tarde, las dos hermanas, que ya rondaban la cincuentena, se dirigían a casa de su amiga. En el camino, Leonor quiso recordar tantos buenos momentos compartidos con la familia de Dolores.
- ¡Ay, manita! ¿Tú te acuerdas de aquellas reuniones de los domingos? Esos lechoncitos asados y la música…–Decía Leonor, que hablaba sin parar ni medir sus palabras.
Su hermana, trató de hacerle entender con la mirada que cuidara lo que decía. La miró a los ojos haciendo una mueca con la boca y luego le hizo un giro con la cabeza haciéndole entender que no conocían al conductor. En este “sistema” nunca se sabe quién está con quién. A Leonor parecía no importarle o quizás, no entendió a su hermana. 
El conductor parecía sentirse un poco incómodo con tanta charla.
- A mi me encantaban esos filetes “vuelta y vuelta” que nos preparaba el tío Pedro. La verdad es que la comida de aquí es la mejor del mundo… no como esas comidas de por allá tan lejos – Siguió diciendo Leonor
En ese momento, el conductor se acomodó en su asiento, respiró profundamente y miró por el retrovisor a Leonor. Le dijo:
- Señora ¿Usted sabe cuál es el problema? Que ahora damos “vuelta y vuelta” y no encontramos ningún filete.

Silencio.
(Camagüey, Cuba)

CONJUGACIÓN – CONFUSIÓN
-¿Y Rafa? ¿Dónde se ha metido? Falta un cuarto de hora para que empiece la función y no se ha vestido – gritaba la organizadora de la presentación teatral.
-Yo creo que no va a venir. Anoche yo lo vi y estaba un poco perjudicado de tanto aguinaldo –Dijo Juan acercándose a la organizadora
- ¡Qué! ¿Qué no viene? ¿Qué no viene? ¿Y quién  va a interpretar su papel? – preguntaba desesperada la organizadora – ¡Ay, mi madre! ¡Ay, mi madre!… quién me manda a meterme en estos líos….
Asomó la cabeza entre las cortinas y vio que el salón lateral de la iglesia, que habían habilitado como teatro navideño, estaba casi completo de espectadores que esperaban ansiosos el inicio de la función.
-¿Quién va a interpretar su papel? Yo no puedo. Y además… seguía diciendo la organizadora- a estas horas dónde voy a encontrar uno que se aprenda el diálogo…
-Jefa, perdone- le interrumpió Juan- el hermano de Rafa venía con él todos los días al ensayo… yo creo que él se sabe el personaje. ¡Ramón! Ven pa’ cá. Demuéstrale a la jefa que tú te sabes el papel…
Luego de un mini-casting al vapor, el elenco estaba completo. Aquello era un milagro de navidad.
Todo iba perfecto. Ramón era el interprete perfecto. El salvador de la función.
-¡Oh! – Tratadla con respeto - Gritaba Ramón en medio de la función-
En su interpretación, los personajes amenazaban agredir brutalmente a una mujer del pueblo. A lo que Ramón metido en su personaje, ávidamente acudió a la lógica y al verbo para detener a los agresores
-¡Oh, no! ¡No le peguéis! ¿No veis que es una MUJEIS?

Ser del Caribe y querer hablar como un español tiene sus peligros.
(San Francisco de Macorís, República Dominicana)
 

MAGNÁNIMUS PIJUS
Otra vez llegaban tarde. A toda prisa se metieron a los vestidores para prepararse. La clase de natación estaba a punto de empezar.
-Sí, tía. Muy fuerte. Yo pensé que lo tendría todo listo para el examen, pero al final, ya ves… no puse el despertador – Le dijo la más alta de las dos niñas a la menor.
-Súper fuerte, tía. ¡Qué marrón! Entonces te quedaste dormida – Pareció preguntar la más bajita.
- Pues sí. Y mira que anoche pensé: “te tengo que llamar, te tengo que llamar para que me llames” –Dijo la más alta-
-¿Y por qué no me llamaste? – Preguntó la más bajita
- ¡Tía! Es que no sabía que se me iba a olvidar –Respondió tajantemente la más alta.

¿Le ha quedado claro?
(Madrid, España)

INTIMIDACIÓN MEDULAR
Como cada semana, después de terminar la jornada de estudios decidieron salir a cenar a uno de los restaurantes de comida rápida de la avenida grande, la que baja hasta el Malecón.  Pero hoy se les había hecho especialmente tarde, así que entraron en el local pasada la media noche.
- Para mí, un par de tacos… y para mi hermana una ensalada César – Pidió el menos de los dos hermanos.
Luego de pagar en caja, se acomodaron en uno de los conjuntos de mullidos asientos. Intentaron iniciar su propia conversación, pero en la mesa contigua había un problema no resuelto y que intentaba aclararse a voces.
-¿Uté quiere que yo llame a una patrulla ahora mismo y lo mande a trancá? – gritaba un hombre, que estaba de pie, a un grupo de comensales. Mientras tanto, sujetaba en una mano una bolsa con comida recién comprada y en la otra mano la puerta del local, sin decidirse a entrar o salir por completo de las instalaciones.
-Amigo, no se ponga así – trató de aplacarle uno de los comensales
-¿Uté sabe quién soy yo pa’ hablame a mí así?  ¿Uté quiere que mande a bucá una patrulla y los tranque a tó? – volvió  a gritar enfurecido
Los dos que acaban de llegar se miran y se encogen de hombros sin saber explicar qué sucede.
-¡¡Falt’e repeto!! ¿Uté tiene idea de quién soy yo?  ¡¡E’ má!! Ahora mimo voy a llamá la patrulla – Amenazó con decisión.
-De verdad, amigo, no lo hemos hecho con mala intención… Discúlpenos – Volvió a decirle su único interlocutor del grupo que estaba en la mesa.
-Bueno… lo voy a dejar pasar… pero conmigo no se metan, que utede no saben quien soy yo.  Pa’ la próxima, llamo la patrulla y lo tranco a tó.
Abrió la puerta por completo y se fue dejándoles con la palabra en la boca.  Minutos más tarde, los recién llegados que apenas había probado la comida que ya le habían servido, escucharon a los de la mesa contigua decir:
-Tengamo que amitir que hemo cometido un errol… la cosa no son así. Tengamo que amitirlo…
-Pero e’ que ese hombre e’ muy agresivo – se atrevió a apuntar una de las chicas que componía el grupo de amenazados.
-Ta’ bien, pero amitamo que haigamo caído en un errol – apuntó el primero.

Al día siguiente, la mayor de los dos hermanos llamó a uno de los propietarios para contarle la situación:
-¡Prima! Mira que anoche estuve por el restaurante y…. -Le contó todo con lujo de detalles.
-¡Ah! Sí, no te preocupes, ese es un borracho que se aparece todos los días después de las 11 de la noche… tú sabes, hijo de “politiquito” y se cree que es súper poderoso. Gracias por avisarme, pero no te preocupes. Ya lo conocemos.

La fuerza, que puede más que la razón.
(Santo Domingo, República Dominicana)

(1) En la Plaza del Comercio, Bacalao. Lo mejor de Lisboa. 
(2) Si. El portugués es un idioma fácil Se lee como se escribe. Sin letras extrañas... Mire: Naranja, se dice "nag'anya" ¿ve? ¡¡Muy fácil!! ... usted lee "geografía" y se dice "yeog'rafía". Se lee como se escribe ¡¡Muy fácil!
 

viernes, 5 de noviembre de 2010

Delirando



Tengo unas preguntas que me inquietan. No me dejan en paz. Digamos que me obsesionan.
Primero: Me parece bien que Isaac Newton  haya descubierto la tan conocida ley de la gravedad y de la atracción de los cuerpos hacia el centro de la tierra. Pero ¿Y mi duda? Ésa sí es de gravedad.
Si, efectivamente, la tierra es redonda como ya se ha dado por hecho: una esfera, un globo, una bola, me pregunto por qué los que viven en Argentina, Chile o cualquier latitud del Polo Sur,  no se caen. ¡Plof! Se van a otro planeta… o los que viven en España, o el Caribe no se caen de lado, van resbalando por todo el costado de la tierra, hasta llegar a Argentina y ¡Plof! A otro planeta, constelación, sistema solar o cometa que esté pasando justo en ese momento por debajo de la tierra.  Según mis cálculos, los únicos habitantes sobre la tierra que hacen uso de su pleno derecho a estar derechos, y en tierra firme, son los nacionales de países como Canadá, Alaska, Groenlandia, Finlandia, Rusia Asiática y demás yerbas aromáticas Polo-Norteñas. Los demás ¡Al espacio! Ahora bien, si todos los terrícolas quisiéramos ser precavidos y, para asegurarnos la vida, por si acaso las leyes físicas del planeta cambiasen de opinión en cualquier momento, el problema sería que sobre poblaríamos esas zonas y, por esta causa, empezaríamos a empujarnos unos a otros y ya no cabríamos y, de cualquier manera nos caeríamos del planeta aunque hayamos intentado ponernos a salvo. Ha de ser por eso que la tierra decidió acogernos a todo lo largo y ancho de su geografía y se ha guardado el secreto de por qué no nos caemos ¡Plof! ¿Qué decirles? El Polo Norte es el lugar más seguro de la tierra.
Segundo: La otra pregunta que me inquieta la existencia es el hecho de que las personas “vemos al revés”. Sí, el mismo concepto de la cámara fotográfica. La imagen pasa a través del ojo y se forma invertida en la retina (que debe ser donde se retiene la imagen, es decir, el negativo, o la tarjeta digital) y, supuestamente, es el cerebro quien interpreta la imagen y la “endereza” para que la entendamos de acuerdo con nuestra realidad… 


¡Un momento, un momento!… ¿No será que, realmente, estamos todos al revés para no caernos del planeta ¡Plof!,  y el cerebro a través de la vista nos hace creer que estamos derechos? Si la teoría de “enderezamiento” visual no fuese cierta, entonces, creo que los únicos seres humanos que ven correctamente son los que habitan en Argentina, Chile y todo el Polo Sur.  Como están al revés, ven al revés. Entonces lo ven todo como realmente es.  
Ya está. No me preocupo más.
¡Qué a gustito se teoriza frente al ordenador! Mmm…  Mejor vuelvo a poner el monitor en su posición normal, que ya me duele el cuello. ¡Ah!
Otro porrito y mañana más. 

miércoles, 3 de noviembre de 2010

¡Ojo con la calle!

Breve. Muy breve. No quiero escribir mucho, así que voy a compartir con vosotros una colección de imágenes de carteles que he ido recolectando en las calles durante los últimos tres años. El truco ha sido sencillo: ver en vez de mirar.

¿Empezamos?

Por si le querías "hincar el diente" o prenderle fuego
(Valladolid, España)

 Tantos años de civilización para "esto"
(Barcelona, España)

 ¿Dónde está la carne? ¡Que yo no la veo!  El pavo lloraba y el burro reía...
(Madrid, España)

 Una pregunta: 
¿Es que los perros no pueden usar el ascensor cuando haya un incendio?
(Alcalá de Henares, España)

 Con todo respeto:  esto es MUY serio. 
Estación de bomberos calle Alcalá (M. Becerra)
(Madrid, España)

 Hice la foto porque me pareció curioso. El traductor apareció por casualidad. 
¡¡Qué bonito mensaje!!
(Madrid, España)

 Eso, que Cupido es ciego y escribe de noche sobre la arena.
(Madrid, España)

 ¡Bien! Aunque estemos en crisis, que no se pierda la educación.
(Estación Autobuses Santo Domingo, R.D.)

 ¡¡Rápido!! Deme un "Misto" que me voy en "Tasi"
(Madrid, España)

 Menú del Beato. A costilla de la iglesia, porque lo dice el Génesis... 
o lo que sea. ¡Que aproveche!
(Toledo, España)

 ¡Uyuyuyuyyyy! De frescos están llenas las carreteras.
(A2 Madrid-Barcelona)

¿Espejos? Pero si todo el camión es un sólo espejo. 
(Autopista Duarte, Rep. Dom.) 

¿La poli está "unida" o separada? ("unidad")... 
- ¡¡Cállese!! Que los guardias leemos al revés*
( Carretera Ranchito, Rep. Dom.)

Y lo firma, atentamente en la puerta del copiloto:  "El Trincas de Vallecas"
Esto es autoestima. Lo demás: tonterías.
(Madrid, España)

 Y mi guagüita es la más bonita y la más limpita... 
que hasta parece una muñequita de las caritas... La Barbie
(Acuario Nacional, Santo Domingo. R.D.)

¡Todo en orden! ¿de qué año quiere la ITV?
(Madrid, España)

 ¡¡Esto existe!! Y no veas la caña que dan...
(Madrid, España)
 ¡¡Y esto también existe!! 
¿Por qué el nombre? ¿De qué hablarán?
(Madrid, España)
 ¿Y tu hierro? Mmm... eso suena feo. A las motos, llamadlas motos. 
Por favor, que hay mucho mal pensado suelto por ahí...
(Madrid, España)

-7,5º C 20/12/2009 Milán, Italia...
46º C 31/07/2010 Madrid, España...

¿No será de señorEs?
(Madrid, España)
 Duerma todo lo que quiera, aunque se lo prohiban.
(Madrid, España)
 Mi favorito. Con diferencia. Lo encontré en un momento clave de mi vida. 
Yyyy creo que fue el que dio pie a que coleccionara mensajes callejeros...
(Madrid, España)

¡ ¡  M E    E N C A N T A  ! !
(Madrid, España)
 
Confirmando la teoría: Cada tres kilómetros cuadrados del globo terráqueo, 
vive, al menos, un cibaeño. ¿Esta es la embajada de La Vega en Madrid?
(Madrid, España)
No sé o no entiendo... pero si él lo dice, por algo será.
(Madrid, España)
Gajes de mi oficio ;=)
(Madrid, España)
 Lo que no está prohibido por ley, está permitido.
(Santo Domingo, Rep. Dom.)
Donde dije Digo, digo Diego. Nueva parada. 
Quítate Ecuador para ponerme R.D.
¡¡Si fuera tan fácil!!
(Madrid, España)
 "Aire de la Sierra" En pleno centro de la ciudad.
(Madrid, España)


En un par de años publico las que vaya recolectando de ahora en adelante. 

Y ya sabéis...  ¡¡Andad con los ojos muy abiertos!! No sea que os pase por el lado un cartel curioso y no le reconozcáis ;=)


* Respuesta de un guardia analfabeto al llamamiento que le hizo un ciudadano dominicano cuando le vio sujetar un carnet de identidad al revés.