Si no me equivoco, ya es tarde para ablandar habichuelas. Los que me conocen saben que vivo a destiempo y es algo que lejos de molestarme, me encanta. No tengo horarios ni rutinas. Vivo conforme ruedan los días. Aclaro todo esto porque hasta hace un par de semanas atrás y sólo entonces, me di cuenta del cambio que se ha realizado en "la parrilla" de la radio pública. Sí,sí sí... me encantaba escuchar, en estricto orden de preferencia a: Toni Garrido en Asuntos Propios, Juan Ramón Lucas en Días como Hoy y, Miguel Blanco en Espacio en Blanco. Esto me suena del Ciudadano García me gusta mucho, pero a él no le han tocado. Porque no se moja... sólo repite.
¡Oh! Sorpresa mía cuando unas tardes atrás, en el espacio donde se planteaban temas de discusión sobre economía, derechos humanos, impuestos sí o impuestos no... ¡¡Hablaban que si la princesa Letizia salía en el HOLA!! Revisé 15 veces la frecuencia de mi radio, le di la vuelta al dial buscando a Garrido, sacudí la radio a ver si salía disparada la imbécil que decía soeces y hasta le pegué al transistor que me pagó con tal indiferencia que me hizo recordar los tiempos de Pan y Circo.
Y son mis impuestos. Y son mis derechos. Yo quiero una radio, y una televisón, pública inteligente. Que me lleve al pensamiento crítico. Si doña Letizia se pinta las uñas o no, me da igual. Yo no me las pinto. ¿Por qué temen los gobiernos ¡estos gobiernos! a la expresión pública?
La respuesta es obvia. Y no está en el esmalte de uñas.
¡Uy! Qué joyita he encontrado... Sea usted el jurado