sábado, 19 de abril de 2014

Hasta siempre, Gabo


De puntillas, sale por la puerta grande para no volver. 

En la casa deja las letras afortunadas en el orden preciso. El acento adecuado y así la tilde. Un pueblo onírico en la realidad y real en lo onírico. Amores eternos, amores enfermos, militares que no tienen qué leer, perros que sueñan en colores, viejos que aman antes de morir y gente que muere sin haber amado. Un río que bordea un pueblo que vio llover durante un lustro, perros de colores, muertos a voces, palabras secuestradas. Realidad dentro de la magia ¡y tanta magia dentro de la realidad! tan fundidas una a la otra que es imposible que se confundan.

De puntillas, sale por la puerta grande para no volver.

Gracias por las vidas creadas en tus historias y por las historias que creaste durante tu vida. 

Gracias por llenar los ojos de alegrías y liberar la imaginación.

Ojalá no te hubises ido nunca.


—Dígale —sonrió el coronel —que uno no se muere cuando debe, sino cuando puede. (1)


Hasta siempre, Gabo.





(1) Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.