miércoles, 29 de febrero de 2012

Todo sobre Óscar

(Hechos reales basados en la ficción)

-Acompáñenme, por favor. Por aquí.

El Maitre del restaurante nos acomodó en una mesa para dos, nos dejó una carta del menú a cada uno y a continuación nos dijo: - Ahora les tomarán nota de su pedido.

Miramos el menú mientras intercambiábamos opiniones sobre qué pedir.

-Antes de ordenar ¿Desean tomar algo los señores? – Preguntó una señorita.

-Para mí un vaso de agua – Dijo mi compañero de mesa-

-¿Y la señora?- preguntó dirigiéndose a mi- ¿Qué va a tomar?

-¿Yo? – Pregunté – Pues no sé… -Un refresco de cereza, por favor- Le dije mirándola a la cara.

-Un vaso de agua para el señor y un refresco de cereza para la señora- Confirmó la orden tamborileando su bolígrafo azul sobre una libretita de hojas rizadas. En ese momento me llamó la atención lo perfecto de su maquillaje. Una luz oblícua, que provenía de no sé qué fuente, le hacía brillar el colorete como si fueran micro puntos de purpurina. Recordé el arbolito de navidad cuando era niña, sus serpentinas metalizadas que reflejaban millones de puntos de luz y lo mucho que me abstraía mirando largamente sus reflejos.

Sentí cómo se dilataban mis pupilas. Los párpados me pesaban toneladas y una fuerza incontrolable me aspiró. De pronto me vi metida en un túnel de nebulosas azules, rosas, blancas… La aspersión me hacía girar y ascender a una velocidad vertiginosa por aquel pasadizo deslumbrante como en una espiral de caramelo, acompañada solo por el ruido sordo de la velocidad. Salí expelida a una explanada de tranquilidad. Flotando, silencio, fondo negro, luz puntual de un blanco tan intenso como una navaja.

Finalmente caí de espaldas sobre una nube. Al caer sobre ella se levantó una breve nebulosa que volvió a acomodarse con el resto de aquella masa blanca. Era muy suave, con un leve toque frío que se acusaba en mis fosas nasales como un hilo cortante atravesando hasta mis pulmones. Me dejé caer un par de veces, como quien salta en una cama y vuelve a saltar, sólo por el placer de sentirlas y verlas levantarse a su alrededor y dejarse envolver por aquel tacto de algodón y talco a cuerpo entero.

Luego, quise incorporarme y explorar el lugar. Di mis primeros pasos y oí una leve risa. Me quedé inmóvil, quería descubrir de dónde provenía. Avancé dos pasos más y la volví a escuchar. Miré hacia abajo y vi cómo se levantaban algunos mechones de mi nube… Era ella ¡¡Se estaba riendo!! Pero ¿Por qué o de qué? Rocé mi pie sobre su base y estalló en una carcajada incontrolable a la vez que se deformaba por las contracciones de la risa.

- ¡¡Oh, perdona! – le dije – No sabía que tenías cosquillas. Tranquila, ya me quito los zapatos.

Me quité uno y luego el otro. Los lancé por la borda hacia el vacío. Los vi alejarse de mí flotando lentamente.

-¿Mejor así? – pregunté.

-Umjú – afirmó tímidamente.


Salté de mi nube a otra y de otra a otra. Entonces me fijé en los infinitos millones de puntitos brillantes blancos, azules y rosas que forraban la estancia, como el traje de gala de una estrella de cine. Me quedé mirando aquello: ya podía girar sobre mis pies, mirar arriba, abajo, a cualquier lado… tantos, tantos puntos luminosos.

Tuve la sensación de que un puñado de ellos se acercaba y que se estrellaría contra mí, cuando oí un zumbido a ambos lados de mi cabeza. ¡¡Me estaban tocando!! Parecía que mi cuerpo brillara con luz propia, como si cada poro de mi piel fuese una fuente de luz. Di unos pasos de baile cortos, lentos sólo por el gusto de verme brillar y mi falda, como la de Norma Jean, moverse y volar en luz. Al dar la última vuelta el zumbido había desaparecido… vi alejarse aquella masa de luz. Todos menos uno que avanzaba en dirección contraria a su manada y se acercaba a mi. Se posó sobre mi nariz en actitud desafiante y me dijo:

-Quítate del medio ¿no ves que estamos trashumando?

Yo, bizca y sorprendida, la miré y le dije:

-¡Pero si eres una luciérnaga!

-Anjá – respondió - ¿Cuál es el problema? – Preguntó abriendo las manos en gesto desafiante- Como te vuelvas a poner en medio del camino, se nos van a fundir los plomos. ¡Que nos haces resistencia! ¿Entendido? –Preguntó cruzándose de brazos y mirándome directo a los ojos.

- Sí, señora – contesté haciendo una reverencia- Perdone usted. Es que soy nueva en el lugar…

No me dejó terminar mi discurso cuando la vi reiniciar su viaje mientras balbuceaba: Bla, bla, bla… Humanos. No aprenden nunca.

Yo me quedé con una ceja en alto sin haber entendido bien qué había pasado. Seguí saltando de nube en nube, dejando la estela de algodón en cada impacto, entonces divisé una esfera plateada, enorme que emitía la luz más pura que jamás ojos humanos hayan visto. Sentí que me perseguía formando un haz luminoso que se desplazaba allí donde yo me moviera. Escaleras, una alfombra roja… ¡Oh! Todos aclaman mi nombre. Siento un nudo de emoción en el corazón, empiezo a descender por los peldaños mientras saludo a una multitud enloquecida que no tiene suficiente sólo con verme. Quieren abrazarme, hacerse fotos conmigo… veo una chica, su cara me es familiar, se acerca con una libretita y un bolígrafo y, antes de que me lo pida, le firmo un autógrafo. Está tan sorprendida que no puede apartar la vista de mi dedicatoria y me mira una vez y otra y vuelve a mirar su libretita con expresión desencajada y yo sigo saludando a todos y lanzando besos cuando doy de bruces contra la esfera plateada que me iluminaba. Nos quedamos mirándonos frente a frente.

Era la luna.

-Envidiosa – le espeté sin más- Hoy estás llena, pero de mala gana ¿No?

-Pedona, guapa- me respondió- toda esta gente está aquí por mí.

-Error, mi estimada Catalina. Toda esta gente está aquí para verme a mí ¿Te queda claro? –Le dije señalándola mientras la veía reirse.

-¿Claro? A mi todo me queda claro, nunca mejor dicho – dijo mofándose de mi.

La cogí por los extremos de su circunferencia, la atraje hacia mi y le dije muy bajito, tratando de mantener la sonrisa a mis admiradores:

-Lárgate de aquí… ya nos veremos cuando mengües, te usaré de balancín- le dije apretando mis labios y dándole un pequeño empujón.

-Buuuuhhhh, ¡Ni lo sueñes! Eso se lo permití una vez a los de Dreamwork, pero a ti ni de broma. Te sientas por aquí y eres capaz de pescar a “Tiburón” o "Pirañas Asesinas". De ti no se puede esperar nada bueno – Contestó irónicamente.

Al darme la vuelta la multitud había desaparecido ¿Qué había pasado? ¿Dónde se habían ido?

-¡Por tu culpa, desgraciada! – Le grité.

-Yo no he hecho nada – Respondió entornando los ojos –Aquí la que está haciendo un show eres tú.

-Precisamente- respondí suspirando, cabizbaja y con los hombros abatidos.

Me alejé negando con la cabeza y lamentándome por lo breve de mis quince minutos de gloria. A unas pocas constelaciones de distancia, me encontré con un grupo de seis mozas que hacían punto de cruz, a excepción de una que hacía punto. Un jersey esférico, rojo anaranjado con algunas líneas blancas. Conversaban animadamente y alguna intercambiaba un cuchicheo con otra compañera. Me acerqué con curiosidad.

-Hola… ¿Vosotras quiénes sois? – Quise saber – Irradiáis mucha alegría.

- Somos las Auroras – contestaron al unísono.

- Yo soy la de América – dijo la más joven levantando una mano.

- Mucho gusto – Le dije.



- Yo soy la de África – Me dijo otra dando saltitos sobre su asiento.

- Yo soy la de Oceanía, ella es la de Europa y esta otra es la de Asia – Dijo la tercera señalando a las dos mayores del grupo.

-Perdona, ¿Tú quién eres? Pregunté a la que faltaba por presentarse

-Soy Aurora Boreal- Contestó cambiando de color y volviendo la vista a su labor.

-Está muy emocionada porque se va a casar – Dijo Aurora de América.

-¡Ah, sí! ¿Con quién? – me moría de curiosidad por saber.

- Con Saturno – dijo Aurora de Europa - ¿No ves que le dio el “anillo”? Dijo riendo a carcajadas mientras le secundaban todas las demás.

La vi cambiar de color nuevamente, avergonzada. Asintió con la cabeza y me confirmó la noticia. – Estoy haciendo este jersey para él– Afirmó ruborizada.

-¿Y dónde lo celebraréis? – Pregunté.

-Hemos reservado una finca en la Vía Láctea. Nos la dejaron bien de precio por cambio de temporada. Al final de este año termina la Era de Acuario y ya sabes cómo funcionan los departamentos de marketing con esto de los cambios de temporada – me explicó.

- Cualquier cosa que necesites, soy fotógrafa de bodas ¿sabes? –Le dije ofreciéndole mi trabajo.

-¿Si? ¿Cómo te llamas? –Me preguntó interesada.

Justo cuando me disponía a presentarme oí que me llamaban insistentemente. Una, dos, tres… infinitas veces…

Otra vez aquella extraña fuerza inmensurable me aspiraba con determinación y me arrastraba por el túnel de nebulosas azules, rosas, blancas, rosas, azules. Volvía a girar en espiral de caramelo, descendiendo sin control… Esa voz que seguía llamándome por mi nombre hacía que el túnel me aspirara cada vez con más fuerza…

Y entonces la sensación de vacío y desconcierto. Sacudí la cabeza y me encontré nuevamente frente a a mi compañero de mesa y la camarera de maquillaje perfecto.

-¿Que qué va a ordenar? - Me preguntó desde su colorete de micro universos y purpurinas- ¿Me escucha? –Volvió a preguntar con ojos perplejos. -¿Está usted bien?

Me pasé la mano por los ojos, tratando de aclarar mis ideas. No entendía qué estaba pasando. Me quedé mirándola fijamente. Su cara me resultaba familiar ¿de dónde la conocía?

-Perdone ¿Nos conocemos? – Le pregunté un poco atolondrada.

- No – me respondió – Pero usted ya se encargó de escribirme, espontáneamente, su nombre en la libretita. Así que nos queda menos - y volvió a tamborilear con el bolígrafo.

- ¡¿Uh?! - Exclamé sin entender qué me quería decir.

-A propósito – agregó – y perdone que se lo diga. Mientras esté dentro del restaurante no puede quitarse los zapatos. Vuelvo enseguida –dijo retirando los menús de la mesa.



Tratando de buscar una explicación, miré a mi compañero. Éste me observaba fijamente con el ceño fruncido mientras se sobaba las orejas insistentemente como si sufriera alguna molestia.


-Óscar ¿Qué te pasa? - Pregunté.


-¡Adivina! - Respondió.


2 comentarios:

  1. Jajajaja que bueno!! Me encanta!

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  2. Torke: Que sepas que está inspirado en el Tommy Mel's de Xanadú... ya sabes quién es Óscar ;=) Saluditos, me encanta que nos visites de cuan en cuan.

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