miércoles, 2 de noviembre de 2011

Los Gangsters del Capricho

 

- ¿A qué hora? ¿Cuándo?... ¿De verdad?

Pues sí.  Me tocó levantarme el sábado a primera hora para hacerles sus fotos de "pre-boda".  Yo quería ofrecer nuevos productos para este año...  ¡¡Ahí tengo los resultados!! 

-Vale, venga... en El Capricho a las 9,30.

Nada más entrar en el parque me detuvieron:
- ¿Lleva comida? - La pregunta

Me giré sobre mi eje, miré, por encima de mi hombro, mi mochila con los equipos y volví a mirar a mi interrogador:

-No - La respuesta. -¿Y esto?- me pregunté a mí misma a la vez que avanzaba hacia el lugar donde iniciaríamos la sesión.

-¡Por aquí! Muy bien... poneros así... ahora asá... sonrisaaaaaaa............
- ¡Uy! Por aquí hay un estanque precioso con unos patitos puede darnos muy buenas fotos. ¡Seguidme! - Les indiqué.

Cual sorpresa hemos recibido que, apenas llegar allí, escuchamos una especie de "silvido". De repente, toda la manada se acercó a la orilla donde estábamos.
¡Qué guay! -Exclamé- Estas fotos quedarán geniales... A ver, chicos, sentaros aquí mismo, justo al borde del estanque...

Eso quería yo. Eso creía yo. Apenas uno de ellos quiso sentarse, se acercó un ¿cisne? negro enorme de plumas rizadas, con pico "colorao" y que vociferaba como un poseído, comenzó a darle picotazos al chico en el... bueno, que le pedí que sentara ¿no?, pues eso. 



 - Bueno, siéntate un poco más a este lado... - Le indiqué pensando que así les esquivaríamos o se irían...

Queridos, fieles y estimados lectores, no les voy a hacer la historia larga. Estos pájaros se mueven en el estanque con una autoridad y una fuerza magnética directamente proporcional a la dirección en que se mueven sus víctimas.

No te dejan en paz, le puedes dar la vuelta al estanque en cualquier dirección y es que parece que van atados a ti por un radio imaginario. No te quitan la vista de encima, te gritan a saber qué en su lenguaje plumífero-patuno-cisneico, te atacan y al final te da hasta la impresión de que le has hecho algo a estos señores. Te vas con el alma pequeña, encogida. 

Cuando nos libramos de ellos, porque renunciamos a la foto, desde lejos vimos a una señora que llevaba una bolsa de supermercado completamente llena de pan, arrojarle los pedazos del preciado alimento a la manada que impera en el estanque y éstos hacerles reverencias a la primera.

¿Me pueden explicar cómo entró al parque esta señora -con un material tan a la vista- cuando en la entrada nos están vigilando constantemente si llevamos, o no, comida? 

Donde quiera hay mafias.  Y estos son unos bichos muy "enchufaos"... e intimidantes.

2 comentarios:

  1. Jajajajaajajaja que bueno! Para la señora, había tráfico de influencias en el reparto de pan!

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  2. ¡Y tanto! Lo mejor eran las reverencias que le hacían los bichos, algo así como: Gracias, Gran Jefa, queremos más.

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