martes, 15 de noviembre de 2011

Sueño porque sueño

(Una noche cualquiera de otoño, a 132 días de distancia de la primera tarde de verano)



No se dio por vencido. Decidió atacar nuevamente. Esta vez, directo al subconsciente. Caso cerrado, caso perdido, creyó.  6.702 días ocultaron su rostro, sólo revelaron una emoción: alegria. Ahora, sensaciones renovadas, más fuertes, más sinceras importadas desde el corazón... ¿Por qué ahora si ya no es? ¿Nada queda? Aún es, aún queda. Le aseguró que sería su fuerza. Miró sus ojos del color del castaño y acarició su melena de olas trenzadas de mar. Sintió la fiebre de sus ideas, de inconformidad. Prometió reconfortar su alma si adelantaba sus pasos y trazaba el camino para seguirle detrás. Se apagarían las malas luces, le preparó un caldo para calentarle el corazón. ¿De verdad serás tú?

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