miércoles, 25 de noviembre de 2009

Sin mediar palabras


Desde 1993, la ONU designó el 25 de noviembre como día de la "no violencia contra la mujer". Esta celebración tiene como origen el aniversario de la muerte de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas en el año 1960 durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina, en la República Dominicana.
El 30 de mayo de 1961, en represalia a este hecho (más que represalia, fue el detonate que les hizo entender que no se debía permitir más hechos como este), unos activistas "ajustician" al dictador... Y así una cadena de eventos que, violencia que genera violencia, llevan al pueblo dominicano a una guerra civil que termina con la vida de miles de ciudadanos...

Ya desde los primeros escritos, la violencia aparece como parte del ser humano, que dicho sea de paso, es el único animal capaz de matar a otro de su especie aún sin sentirse amenazado por su víctima. Ya Caín se aventuraba a matar a Abel por envidia (Esto sucede apenas empezar el capítulo
cuarto del Génesis).

Lo malo es que, la violencia es un elemento más de nuestras vidas. A tal punto que nos estamos haciendo inmunes -
I N S E N S I B L E S -. Hace unos años participé en un congreso sobre los países del Sur y se hablaba sobre este punto: A medio día, mientras comemos, ponemos el telediario y mientras nos llevamos a la boca un pedazo de pan, vemos a un niño del África totalmente desnutrido, lleno de moscas y con las tripas infladas desvanecerse y debatirse entre la vida y la muerte, y nosotros seguimos comiendo como quien está viendo las caricaturas de Heidi. Luego de este corte, nos informan del último atentado que ha sucedido en Afganistán y vemos los cuerpos mutilados y los restos de sangre... Y seguimos comiendo como si nada ¡¡Vaya aderezo!! Nada nos afecta, la violencia, la barbarie es parte de nuestro diario vivir... Es más, es posible que si no emitiesen estas imágenes, cambiaríamos de canal en busca de "emociones".

Y parece que nos sigue donde quiera que vamos... caminamos por la calle, nos tropezamos con otros transeuntes y no nos disculpamos. Vamos en el coche y le gritamos al conductor delantero e insultamos al de atrás mientras le echamos una mirada fulminante al de al lado. La gente llama a la radio a dar opiniones, el siguiente escucha que llama es para insultar al que acaba de dar su opinión. El marido en la casa le pega a su mujer porque no ha encontrado la cena puesta y la mujer le grita a su marido porque él no la ayuda y así una cadena interminable de actos violentos.

Volviendo al inicio, qué importante que la muerte de nuestras heroínas de Ojo de Agua, República Dominicana, haya sido tomada como ejemplo para reclamar un alto a la violencia contra las mujeres.
Violencia que genera violencia, violencia que genera desconfianza, violencia que nos hace inseguros, violencia que nos quita la libertad y la vida.
¡¡Cuánto nos queda por hacer en todas las demás vertientesde este mal social!!
¡¡He dicho!!

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